Corea del Norte: el riesgo de un error catastrófico

Kim Jong-un
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Según analistas, Kim Jong-un está jugando ingeniosamente una larga partida de ajedrez diplomático.

Corea del Norte ha emitido un torrente de amenazas belicosas contra Estados Unidos y Corea del Sur en las últimas semanas, que han causado preocupación en todo el mundo.

Además, lanzó un misil en diciembre y condujo su tercera prueba nuclear subterránea en febrero.

Estas acciones provocaron una condena internacional y sanciones más severas, que enfurecieron aún más al gobierno de Pyongyang.

Los analistas han estado evaluando qué tan cerca está la península coreana de un brote de hostilidades militares y de una posible acción por parte de la comunidad internacional.

Para quienes vienen observando a Corea del Norte desde hace tiempo, hay una sensación adormecedora de déjà vu con la actual crisis, como escribe Barbara Demick en el diario estadounidense LA Times.

Sin embargo, uno de los grandes enigmas esta vez es Kim Jong-un, quien sólo ha estado en el poder desde diciembre de 2011. Se teme que el joven y desconocido líder pueda realmente creer en la propia retórica exagerada de su país acerca de lo poderoso que es, según Demick.

Parece haber un consenso general de que esta crisis casi con certeza no llevará a una decisión por parte de Corea del Norte de desatar una guerra generalizada.

En cambio, el gran riesgo es que un pequeño incidente pueda disparar una escalada que se descontrole, escribe David Blair, principal corresponsal extranjero del periódico británico Daily Telegraph.

Un juego peligroso

John Swenson-Wright escribe en la revista británica Prospect que el joven líder está jugando ingeniosamente una larga partida de ajedrez diplomático en la que Pyongyang parece estar varias jugadas por delante de la comunidad internacional.

Swenson-Wright afirma que hay una cantidad de objetivos internos y externos detrás de las provocaciones internacionales de Pyongyang, pero "la razón que la sustenta es un poderoso deseo del Norte de forzar al gobierno de Obama a comprometerse en negociaciones directas y públicas".

"Washington, apegado a una política de 'paciencia estratégica' que busca contener a Corea del Norte sin recompensarla por su mala conducta, se ha resistido decididamente".

Agrega que es especialmente urgente para EE.UU. recapturar la iniciativa en este forcejeo diplomático de voluntades.

La semana pasada, el nuevo secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel ordenó el envío por primera vez a la península coreana del avión más avanzado de EE.UU., el Northrop Grumman B-2 Spirit.

El mensaje que intentó enviar el Pentágono a Corea del Norte no era de provocación sino de disuasión, escribe el corresponsal de The Guardian en Washington, Ewen MacAskill: ataque a Corea del Sur bajo su propio riesgo.

Los militares estadounidenses trasladaron buques y aviones hacia Corea del Sur, reubicando batallones de artillería y cancelando vacaciones de su personal como precaución.

Kurt Campbell, quien hasta hace poco era subsecretario de Estado para asuntos del Este Asiático y el Pacífico, dijo al Wall Street Journal: "Los norcoreanos han sido muy cuidadosos. Saben exactamente cómo caminar por la cuerda floja sin detonar una crisis".

El peligro, sostiene, es que la península coreana está tan militarizada que "un error de cálculo podría desembocar en una tragedia", y que Corea del Sur está menos dispuesta que antes a simplemente aceptar las provocaciones norcoreanas sin reaccionar.

Andrea Berger, del centro de estudios británico Royal United Services Institute, sugiere a los responsables políticos en respuesta a los acontecimientos actuales, que podrían buscar conversaciones, no necesariamente negociaciones. Sin ningún tipo de diálogo, un error de cálculo es una posibilidad mucho más grande.