Día a día: Rusia moviliza a su ejército, Alemania desconfía de Inglaterra

Nicolás II de Rusia y Guillermo II de Alemania

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Pie de foto, Nicolás II de Rusia y Guillermo II de Alemania eran primos y solían tratarse por sus apodos en inglés, Nicky y Willy.

Hace cien años, Europa se precipitaba hacia los campos de batalla, en lo que se conocería como La Gran Guerra.

Un día como hoy, Austria-Hungría y Serbia ya están en guerra. La pregunta ahora es quién más se unirá al conflicto.

Todas las miradas están dirigidas a dos capitales europeas, Berlín y San Petersburgo.

En BBC Mundo seguimos contándole los hechos ocurridos esta semana previa a los primeros combates en el terreno, en la Primera Guerra Mundial.

Jueves, 30 de julio de 1914

Este día el káiser alemán lee el telegrama que le ha enviado su primo, el zar ruso Nicolás II, en el reconoce que su país ha comenzado los preparativos militares cinco días atrás.

"¡Me ha estado mintiendo!", grita Guillermo II al darse cuenta de que el aparato militar ruso le lleva una semana de ventaja.

El káiser no sabe que la noche anterior, Nicolás II ha cancelado la movilización de su ejército.

Todas las sospechas e inseguridades del káiser salen a la superficie, pero el objeto de su furia no es San Petersburgo, sino Londres.

Sospecha que los ingleses están -como siempre- conspirando en contra de su país.

"Al final, el famoso cerco en contra de Alemania se ha completado, a pesar del esfuerzo de nuestros políticos y diplomáticos por evitarlo", dice.

"Hemos sido llevados a una situación que le ofrece a Inglaterra la excusa deseada para aniquilarnos bajo el hipócrita manto de la Justicia, básicamente, el ayudar a Francia".

Pero Guillermo II no piensa quedarse de brazos cruzados.

Ordena que los diplomáticos alemanes en Turquía e India prendan la mecha de una rebelión en contra de "esa odiada nación de vendedores de tiendas mentirosos y sin conciencia".

"¡Si nos vamos a desangrar hasta la muerte, que Inglaterra al menos pierda India!", concluye el káiser.

Rusia cambia de parecer

En San Petersburgo, los funcionarios del gobierno vuelven a presionar a Nicolás II para que movilice a las tropas, luego de la cancelación de última hora la noche anterior.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Sazonov, está convencido de que Viena y Berlín comenzarán con las hostilidades. Rusia no tiene otra opción que responder.

"Piensen en la responsabilidad que me están pidiendo", dice el zar con la voz entrecortada y el semblante pálido.

Tras un largo silencio, uno de sus hombres dice: "Sí, es una decisión difícil de tomar".

En un tono duro y descontento, el zar responde: "Yo decidiré".

Sus ministros le advierten que si Rusia no demuestra su poder, él podría no salvar a su dinastía. Finalmente Nicolás II cede.

Familia Romanov

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Pie de foto, Nicolás II temía por el futuro de la dinastía Romanov.

Sazonov corre a llamar a los mandos militares.

El general a cargo de la movilización sale disparado hacia la oficina principal del telégrafo. Nunca olvidará la escena.

"Cada operador estaba esperando al lado de su telégrafo por una copia del telegrama para enviarla a todos los confines del Imperio Ruso. Unos minutos después de las 18:00, en medio de una absoluta quietud en el cuarto, todos los instrumentos comenzaron al mismo tiempo a funcionar. Ese fue el primer momento de una gran época".

Este material es una adaptación del programa "Day By Day" de la BBC, escrito por la profesora Margaret MacMillan y producido especialmente para la BBC por la compañía "Somethin' Else".