Venezuela en el Mercosur: optimistas, pesimistas y todos los demás

  • Abraham Zamorano
  • BBC Mundo, Caracas
Mercosur

Fuente de la imagen, AP

Pie de foto, Hugo Chávez concreta una de sus metas: el acceso de Venezuela al Mercosur.

Lo último que se esperaban los parlamentarios paraguayos cuando depusieron a Fernando Lugo era que servirían en bandeja el acceso de Venezuela al Mercosur, pero así fue, casi a trompicones.

El presidente Hugo Chávez certifica este martes en Brasilia la entrada de Venezuela al bloque mientras en su país está abierto un intenso debate entre optimistas y pesimistas.

Chávez, a la cabeza de los optimistas, habla de "una bendición" que va a generar cientos de miles de empleos y que puede atraer la instalación en su país de grandes empresas brasileñas y argentinas atraídas por la energía y la materia prima barata con puertas al Caribe.

Los más pesimistas, economistas e internacionalistas –muchos de oposición– lo dudan porque recuerdan que Venezuela es una economía monoexportadora de petróleo (que representa hasta el 95% de lo que vende al exterior) y muy dependiente de las importaciones (hasta el 70% de los alimentos que consume viene de fuera). Aseguran que el ganador evidente es Brasil.

Más allá de ese debate, están las dudas en torno a cómo van a encajar en el Mercosur los acuerdos económicos de Caracas con China, dónde queda la Alianza Boliviariana de las Américas (ALBA) o las intenciones del presidente Chávez de salirse del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

En cualquier caso, por delante quedan largas negociaciones pues el protocolo de adhesión, firmado en 2006, contempla que Caracas tendrá cuatro años para adaptarse a los muchos cambios que derivarán de incorporarse al bloque sudamericano.

Los optimistas

Quienes reciben con satisfacción la entrada de Venezuela al bloque destacan que la superpotencia petrolera, en tanto una economía de tamaño medio, aportará energía y equilibrios a lo que hasta ahora eran dos grandes (Argentina y Brasil) ante dos pequeños (Paraguay y Uruguay). "Su incursión en el bloque regional rompe ese círculo vicioso", afirmó el brasileño Emir Sader.

Según el analista e internacionalista Nícmer Evans, "Venezuela entra en un momento perfecto para ser además, dentro de la polaridad entre las dos grandes potencias, ser un punto medio perfecto, una bisagra que va a permitir estabilizar aún más, generar más equilibrio".

"Mercosur nace con esencia neoliberal, no lo podemos negar, pero ha evolucionado como consecuencia de las disparidades, los mecanismos de integración han tenido que irse afinando para evolucionar de una estructura de competencia y libre mercado a una solidaridad y complementariedad que toma en cuenta las asimetrías, si no fuese así, ya Uruguay y Paraguay estarían quebrados y no tendrían beneficios de mantenerse", le dijo Evans a BBC Mundo.

Evans no niega la debilidad del sector exportador no petrolero de Venezuela, pero se muestra optimista ante el hecho de que "se abre un mercado de 400 millones de personas". "Y de principio podemos potenciar energéticamente al granero del mundo en función de las búsquedas de los equilibrios".

"El Estado está empezando a asumir la inversión para la expansión de la capacidad productiva y tener capacidad de exportación. Eso no va a pasar de un día para otro, tendrá que pasar un mediano tiempo, pero se abre la posibilidad", comentó.

"Los que critican el ingreso al Mercosur son los que aplaudirían el ingreso al ALCA. ¿Qué es más perjudicial entrar a competir con EE.UU. o tratar de generar un mercado de equilibrios y compensaciones con Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay? Sin duda alguna, nuestros vecinos y hermanos son la alternativa lógica".

Los pesimistas

Sobre todo desde las filas de la oposición a Hugo Chávez se han alzado voces críticas con la adhesión al Mercosur, con la forma aparentemente precipitada en que al final ha resultado y con la perspectiva de peligros que puede representar para el sector productivo interno la apertura del mercado sudamericano.

Las exportaciones no petroleras de Venezuela no alcanzaron los US$4.500 millones. Es decir, de cada US$100 que entraron al país, US$95 provenían de petróleo. Las importaciones representaron casi el 33% del Producto Interno Bruto. Esto, junto a una inflación de más del 25% y una moneda sobrevaluada por el estricto control de cambios se traduce en una debilidad severa de la capacidad exportadora de cualquier cosa que no sea petróleo.

Así, a los países del Mercosur no se les escapa el apetecible mercado que representará Venezuela, a priori, incapaz de competir fuera de sus fronteras.

"Preocupa el efecto en la industria nacional, que no puede competir en buena lid por los controles de precios y cambiarios, que va a seguir funcionando. Temo que va a destruir muchas empresas nacionales, que están muy controladas y perturbadas en su funcionamiento", le dijo a BBC Mundo Jorge Luis Suárez, experto en integración internacional.

Además, lo que desde el chavismo se ve como positivo, el hecho de que el Mercosur amplíe sus fronteras más allá de lo estrictamente económico y el impulso que Venezuela pretende dar en ese sentido, en la oposición se denuncia como prueba de las oscuras intenciones del mandatario.

"Para Chávez, más que la incorporación a un esquema de integración, el ingreso es un fin político. Él ha dicho que quiere un Mercosur moderno y quiere que se ocupe más de cuestiones políticas", le dijo a BBC Mundo el diplomático e internacionalista Adolfo Taylhardat.

Y todos los demás

Con la integración venezolana, Chávez pone sobre la mesa las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, pero también un no demasiado transparente acuerdo económico con China así como su compromiso con la Alianza Bolivariana para América (ALBA).

Según Nícmer Evans, "Mercosur no limita la posibilidad de la profundización o la autodeterminación de las políticas estratégicas con otros países sin necesidad de que sean del bloque".

"Aun cuando el Mercosur tiene una política específica con China, Venezuela tiene otra que quizás pueda servir para discutir si el bloque se pliega o se mantienen como están. La relación de Venezuela y China tiene condiciones distintas al resto, pero no hay limitación seguramente deberá establecerse mecanismos de control", agrega el analista.

No en vano, en principio, como es natural en todo bloque, el Mercosur negocia este tipo de tratados en conjunto. Así, los acuerdos de Caracas con terceros no son en esencia incompatibles con el grupo sudamericano, pero tienen que ser estudiados para determinar su validez.

"A futuro, el Mercosur va a poder exigir revisar ciertos tratados que considere que choquen con su bloque", afirma Suárez. "También lo de China, aunque pudiera ser que se observe que hay compatibilidad, para eso es necesario un inventario que debió haberse hecho antes de decidir entrar o no".

Según el experto en integración, "ha pasado un poco lo de ponerse primero los zapatos y luego las medias", pues no ha habido tal inventario de los ajustes debidos: "Ha habido mucho interés político y petrolero en lugar de verdadera revisión de la situación".