El cosmonauta afgano que se convirtió en contador en Alemania

  • Jenny Norton
  • BBC
Valery Polyakov, Abdulahad Momand

Fuente de la imagen, Roskosmos

Pie de foto, Absulahad Momand y un colega suyo a bordo de la estación Soyuz.

En 1988, justo cuando el ejército soviético se disponía a retirarse de Afganistán, un cohete despegó, llevando al primer y único afgano al espacio. Absulahad Momand regresó a la tierra hecho un héroe, pero después de tres años fue obligado a huir del país.

Ahora, 25 años después, la BBC lo acompañó en su primer viaje de regreso a su país.

"Cuando yo era pequeño solía mirar al firmamento". A veces veía los aviones pasar y pensaba qué fantástico sería poder volar", dice Momand.

Los recuerdos pertenecen a su infancia en Afganistán, hace medio siglo.

Efectivamente se convirtió en piloto de caza de la fuerza aérea afgana, lo que le abrió una puerta al joven Ahad -como también le llaman- que nunca hubiera imaginado.

Fue seleccionado entre más de 400 candidatos para ser el primer afgano en participar en el programa soviético espacial, mudándose a los 29 años al Centro de Entrenamiento de Cosmonautas, en Star City, a las afueras de Moscú.

Su vida es muy diferente ahora. No es un piloto de guerra, ni cosmonauta, ni ministro de Gobierno. Trabaja de contador en una pequeña firma de Stuttgart, Alemania.

Vive en las afueras de la ciudad con su esposa y sus tres hijos. Una vida muy distinta a la de un joven que se preparaba para viajar al espacio.

Dentro del Soyuz

Al veterano cosmonauta Vladimir Lyakhov, quien fue su primer comandante en jefe, le gustaba el joven afgano desde el principio. Se divertían mucho juntos, tanto en la Tierra como en el espacio. Por ejemplo, recuerda, cuando Ahad tuvo que aparecer en video recitando el Corán a bordo de la estación espacial, por solicitud del gobierno de su país.

"Ahad se puso un gorro de lana para hacerlo", dice Lyakhov, quien ahora tiene 70 años. "Él estaba siendo filmado desde abajo y yo estaba fuera de foco, tomándolo por las piernas para que no flotara".

"Contábamos tandas de 90 minutos en la bicicleta estática dentro de la estación para ejercitarnos, mirando por la ventana", asegura Lyakhov.

"Alguien dijo alguna vez: "miren, estamos volando sobre Canadá, si seguimos pedaleando hasta que aparezca de nuevo Canadá, se habrá completado el circuito"".

Ambos necesitaron de su sentido del humor cuando, por ejemplo, en su viaje de regreso a la Tierra, el sistema de la nave se dañó. Estuvieron a segundos de perder los motores y quedar atrapados en el espacio para siempre.

Durante 24 horas, mientras el control de la misión reprogramaba frenéticamente el sistema a bordo para intentar un nuevo aterrizaje, Ahad y Lyakhov orbitaban la Tierra solos en su diminuta cápsula de aterrizaje.

Su situación fue ampliamente divulgada en los titulares de todo el mundo ya que no tenían comida, agua, ni baño, y sólo contaban con oxígeno suficiente para dos días.

Entonces, ¿cómo pasaron el tiempo?

"Para ser honesto con usted, nos contamos un montón de chistes ", dice Ahad.

Cuando finalmente aterrizaron en Kazajistán, ambos se veían muy sonrientes al enfrentar los equipos de la televisión soviética, a pesar de que estaban conscientes del enorme riesgo que corrieron.

"Cuando aterrizamos, Ahad me dijo: "Comandante, no vaya a viajar por cuarta vez"", recuerda Lyakhov. "Alá no se lo perdonaría".

"Yo le dije a todo el mundo: los viajes del viejo cosmonauta Vladimir Lyakhov se han terminado. "Y Ahad estaba en lo correcto, nunca volví a volar".

Ahad llegó a Kabul con Lyakhov en 1988 donde fue recibido como un héroe. Mientras saludaba a las multitudes que salieron a la calle para saludarlos, los muyahidín, que combatían la ocupación soviética, disparaban cohetes sobre la ciudad.

El regreso a Kabul

Momand en Kabul
Pie de foto, Momand sube en un avión de combate en la base militar aérea de Kabul, similar al que usaba en los 80.

Este año Ahad regresó con la BBC por primera vez desde 1992, sin saber cómo sería recibido.

Un año después de su exitoso regreso del espacio, los rusos se retiraron de Afganistán, y él fue designado ministro de la aviación civil. Entonces, los muyahidín estaban cerca de Kabul.

Ahad se fue en un viaje de negocios armado apresuradamente apenas unos días antes de que el gobierno respaldado por los soviéticos se derrumbara. En la espiral de violencia que siguió, seguramente habría sido un objetivo, como ocurrió con los rostros más famosos de la era comunista.

Pero en su primer viaje a Afganistán en 25 años, apenas había llegado, fue contactado por la oficina del presidente Hamid Karzai que lo invitaba a almorzar.

"Fue muy amable", aseguró Ahad después. "Me dijo de inmediato que a pesar de que estaba luchando contra los soviéticos cuando yo viajé al espacio, todavía se sentía muy orgulloso y feliz".

Momand y  familia
Pie de foto, Ahad vive en Alemania donde trabaja en una pequeña empresa como contador.

Una noche lo invitaron a observar las estrellas con un grupo de jóvenes astrónomos. Estaban muy emocionados de verlo, e insistieron en llevar sus telescopios a pesar de que le cielo estaba cubierto de nubes espesas.

"Les dije a los niños vamos a ver a una estrella", dice el director del centro de astronomía. "No es una estrella en el cielo sino una que está aquí en la Tierra".

Ahad estaba nervioso de estar afuera en la oscuridad de la noche, en una colina remota de Kabul. Pero el entusiasmo de los jóvenes astrónomos es contagioso. Al final de la noche firmó autógrafos y contestó las preguntas de la nueva generación de aspirantes a viajeros espaciales.

Ahad se vio gratamente inspirado con los jóvenes afganos.

"Esto es algo que me hace feliz", afirmó, "Me da esperanza de un futuro mejor".

Mientras empacaban las cosas, uno de los profesores dijo que nunca había olvidado el momento en el que vio a Ahad en televisión hablando en directo desde el espacio con el entonces presidente de Afganistán, Mohammad Najibullah.

"Usted le dijo que Afganistán era muy bonito desde el espacio", dice, "Y que se veía en paz".

Ahad también recuerda la conversación.

"Mi mensaje sigue siendo el mismo que en esa época, que los afganos no necesitan guerra. Por favor únanse, por favor dejen de pelear".

Tal vez su vida actual como contador en Alemania sea menos emocionante, pero es quizá un buen ejemplo de la normalidad pacífica que le desea a su país el único afgano que ha estado el espacio.