El primer presidente islamista de Egipto

  • Redacción
  • BBC Mundo
Mohamed Mursi

Fuente de la imagen, AFP

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Mursi promete devolver a Egipto la estabilidad y la prosperidad que necesita.

Mohamed Mursi era en un principio el candidato reserva de los Hermanos Musulmanes para las elecciones presidenciales egipcias. Este domingo se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en Egipto.

El ingeniero egipcio de 60 años de edad recibió el 24% de los votos en la primera ronda de las elecciones en mayo. En la segunda vuelta, Mursi obtuvo el 51,73% de los sufragios.

En segundo lugar quedó Ahmed Shafiq, exjefe de las fuerzas aéreas que se desempeñó brevemente como el último primer ministro del expresidente Hosni Mubarak.

Mursi presentó su candidatura para la carrera presidencial cuando expiraba el plazo para hacerlo, tras conocerse que Jairat al Shater, un empresario millonario y uno de los líderes de los Hermanos Musulmanes, podía ser vetado de participar en las elecciones.

Después de la descalificación de Shater y otros candidatos, los Hermanos Musulmanes dieron su apoyo oficial a Mursi.

Había dudas sobre si este hombre, de talante más callado, sería capaz de ganarse la confianza de los votantes. Aún así, a Mursi se le garantizó el apoyo de la red de los Hermanos y su altamente organizado equipo de campaña.

Esto condujo al éxito del Partido Libertad y Justicia, PLJ, liderado por Mursi, en las recientes elecciones parlamentarias, en las que obtuvo la mayoría de los escaños tanto en la Cámara alta como en la baja.

Recelo ante la avanzada islamista

Mursi promete a Egipto "estabilidad, seguridad, justicia y prosperidad" después de un año de desorden político en el país.

El presidente electo dice que ha llegado el momento de poner en práctica el famoso eslogan de los Hermanos Musulmanes "El Islam es la solución" y reconoce que sus planes políticos contienen una "moderada referencia islámica".

Al mismo tiempo, el presidente electo quiere disipar el recelo y la inquietud de quienes creen que los Hermanos Musulmanes desean monopolizar la escena política.

Mursi se ha manejado con gran habilidad en la campaña presidencial, ofreciendo concesiones a grupos que se sienten poco representados y presentándose a sí mismo como un baluarte contra cualquier indicio del regreso de la vieja guardia de Mubarak.

Para calmar a quienes temen una fuerte avanzada islamista, Mursi dice que no necesariamente elegirá un primer ministro del partido más grande en el parlamento, el PLJ, y sugiere que puede elegir a cristianos coptos entre sus consejeros presidenciales e incluso posiblemente para la vicepresidencia.

Además, añade que no impondrá un código de vestimenta islámico.

"La presidencia será una institución", declaró Mursi. "La era de Superman ha terminado".

No se ha esbozado un plan claro de cómo se relacionará Mursi con las fuerzas armadas, supervisoras hasta ahora de la transición política en Egipto.

No obstante, se dice que consultará al ejército sobre la elección del ministro de Defensa y que el presupuesto militar será revisado por el parlamento.

También ha insistido en que mantendrá su independencia, desechando la idea de que recibirá órdenes del Guía Supremo de la cofradía, Mohamed Badía, o que convertirá a Egipto en una teocracia.

Respecto al delicado tema de Israel, Mursi asegura que se regirá por el tratado de paz de 1979 pero que no se entrevistará con autoridades israelíes. Ha prometido dar prioridad a la cuestión palestina.

Hermano devoto

Mursi procede de un pueblo de la provincia de Sharquiya en el Delta del Nilo, está casado y tiene cuatro hijos.

Estudió ingeniería en la Universidad de El Cairo en los años 70 antes de trasladarse a Estados Unidos para completar un doctorado.

Después de su regreso a Egipto, se convirtió en jefe del departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig.

También ascendió en la jerarquía de los Hermanos Musulmanes y en 1995 se convirtió en miembro de su Consejo Consultivo, máximo órgano de decisión del grupo.

Mursi ocupó un escaño como independiente dentro del bloque parlamentario de los Hermanos desde 2000 a 2005.

Aquel año perdió su escaño, tras un voto que él dice que fue amañado, y un año después fue encarcelado durante seis meses por apoyar las protestas de jueces reformistas contra el supuesto fraude electoral.

Como miembro del parlamento, fue alabado por su capacidad de oratoria, por ejemplo tras un desastre de ferrocarril en 2002 en el que denunció la incompetencia de las autoridades.

En los últimos años, Mursi ha estado muy implicado en el proyecto político de los Hermanos Musulmanes, y el año pasado, después de que el levantamiento popular acabara forzando la retirada de Hosni Mubarak, se convirtió en presidente del PLJ.

Con su tono calmado y moderado, Mursi tiende a llevarse bien con la principal corriente conservadora de los Hermanos Musulmanes. Muchos de sus miembros lo ven como una baza segura para sus intereses.