"El cuerpo del deseo" desata furor en Irán

  • Rosario Gabino
  • BBC Mundo
Mario Cimarro. Foto Telemundo International.
Pie de foto, Salvador es en realidad un anciano rico que se reencarna en el cuerpo de un joven pobre.

Son las nueve de la noche, el horario de máxima audiencia de la televisión, y las calles de la capital quedan despobladas: es el último capítulo de "El cuerpo del deseo" y todos quieren ver qué será del turbulento amor entre Salvador e Isabel.

No estamos en Bogotá ni Ciudad de México, ni siquiera es Madrid: las calles desiertas están en Teherán, la capital iraní.

Desde que empezó la serie, a principios de este año, las tórridas aventuras del pelilargo y musculoso Salvador -encarnado por el cubano Mario Cimarro- fueron un tema recurrente en reuniones, comidas y fiestas de la clase media iraní.

A pesar de los esfuerzos del gobierno conservador por bloquear el acceso de los iraníes a contenidos "occidentales", telenovelas latinoamericanas como "El cuerpo del deseo", "Pasión de gavilanes" -del mismo creador-, "Victoria" y "Amarte así" provocan un verdadero furor en la República Islámica.

"Les encanta, les fascina", le dice a BBC Mundo desde Miami Karina Etchison, vicepresidenta de Ventas de Europa, África y Medio Oriente de Telemundo Internacional, encargada de comercializar esas telenovelas, y cuenta que en algunos países ya las están pasando por segunda y tercera vez.

"Muchas gracias por esta entretenida novela. El doblaje del español al farsi es brillante, 'El cuerpo del deseo' ha tocado nuestros corazones", agradece un espectador en la página de internet de Farsi1, el canal en idioma persa del magnate Rupert Murdoch, lanzado el año pasado y especializado en contenidos de entretenimiento.

"Pasión de gavilanes". Foto Telemundo Internacional
Pie de foto, "Pasión de Gavilanes" se vio en 78 países.

Aunque también se queja de que el canal "recorta" las partes más ardientes, como las escenas de sexo. Incluso el nombre fue cambiado: en Irán la telenovela se llama "Second chance" ("Segunda oportunidad").

En rigor, Farsi1, así como el canal persa de la BBC –lanzado hace un año- y todos los canales privados de televisión, están prohibidos en la República Islámica. Pero las redondas antenas de televisión son una parte cada vez más común del paisaje urbano iraní.

En un principio, el gobierno interfería la señal, generando descontento en los espectadores y quejas de los operadores satelitales internacionales.

Pero las autoridades ya se esfuerzan poco y nada por interferir las señales, una estrategia que les suponía un alto costo económico, según le explicó a BBC Mundo el analista de políticas culturales iraníes Hamed Yousefi.

No tan distintos

¿A qué se debe el éxito de estas telenovelas, cuyos personajes a primera vista parecen tan ajenos, cultural y geográficamente, al público iraní? Para Karina Etchison la clave radica en el tema universal que traen las telenovelas: el amor.

"El amor entre rico y pobre, el amor frustrado, y la novela en general, que siempre provee un escape".

Yousefi hace hincapié en la dicotomía entre el gobierno conservador y la sociedad iraní, en la que "hay mucha represión sexual y muchas limitaciones en términos de las relaciones entre hombres y mujeres". Por eso, dice, estas telenovelas tienen una importante función liberadora.

Telenovela Victoria. Foto Telemundo
Pie de foto, "Victoria" se vendió en 104 países.

"Todo lo que el gobierno quiere prohibir en la televisión existe en la sociedad", agrega, "y en las telenovelas latinoamericanas los iraníes encuentran una representación de ellos mismos".

La relación entre hombres y mujeres, los affaires amorosos y las relaciones sexuales brillan por su ausencia en la TV estatal iraní. Y los programas occidentales, como las películas de Hollywood o las series británicas, muestran mundos muy diferentes al que viven los iraníes.

"En cambio, la manera de vivir en Latinoamérica es muy parecida a la de Irán, donde la gente atraviesa los mismos problemas que un mexicano o un brasileño. Son países en desarrollo que están teniendo un crecimiento económico parecido, y eso trae estilos de vida parecidos", observa Yousefi.

Para el analista, los países en desarrollo se parecen cada vez más entre sí. Las economías de Irán y muchos países de Latinoamérica están creciendo de manera parecida. "Es un fenómeno trasnacional. Ya las categorías de Occidente y Oriente han quedado atrás", señala.

Tras la ola verde

A juzgar por lo que le piden sus clientes, "la gente busca un escape y quieren ver algo diferente, que no se dirija constantemente a la situación política o económica”, agrega Karina Etchison, de Telemundo.

BBC Persian
Pie de foto, El canal persa de la BBC está prohibido en Irán.

Precisamente, luego de la tensión política del año pasado, cuando los resultados de las elecciones presidenciales provocaron protestas masivas y la aparición del Movimiento Verde, parece haber un agotamiento en los iraníes ante la política y, en cambio, un deseo de consumir entretenimiento.

"Estaban cansados del gobierno y de la política. Querían estar en su casa y ver algo entretenido. Pero el contenido de los canales estatales es aburrido, ideológico y generalmente religioso", dice Yousefi.

Pooria Jafereh, productor del canal BBC Persia, coincide en que el entretenimiento es algo que cada vez interesa más a los iraníes. "En las reuniones editoriales siempre hablamos de incluir más ficción o programas de entretenimiento", explica.

Fenómeno mundial

Irán es sólo un ejemplo de la cantidad de países que consumen telenovelas latinoamericanas.

Como explica Karina Etchison, "El cuerpo del deseo" se ha comercializado en 126 países de los cinco continentes, "Victoria" en 106 y "Pasión de Gavilanes" en 78.

"En África quisieran consumir tantas novelas como los latinos", dice.

"En algunos países la telenovela es algo muy nuevo, y me parece importante que se hable del éxito que tiene en esos países, porque nadie se da cuenta de hasta dónde viajan las novelas, y la cantidad de países donde se las ve", agrega la ejecutiva.

Un ejemplo de la pasión que generan estos programas: Etchison cuenta que en algunos países musulmanes de África tuvieron que retrasar el horario de la novela durante el Ramadán ante el clamor del público.