Las lecciones de Chernobyl en la salud

El 26 de abril se cumplen 25 años del desastre nuclear de Chernobyl y la fecha coincide con los continuos esfuerzos para controlar la crisis de la planta nuclear de Fukushima, en Japón.

Desde el tsunami y terromoto que sacudió ese país hace casi dos meses, los trabajadores continúan tratando de evitar una fusión nuclear y prevenir un escape importante de material radiactivo.

Pero ¿cuáles fueron las consecuencias para la salud del mayor accidente nuclear de la historia? Y, 25 años después, ¿se aprendieron lecciones que ayudarán a mitigar los potenciales daños para la salud y el medio ambiente en Fukushima?

Esas son las preguntas que plantean varios expertos en la revista médica The Lancet en una serie de artículos para recordar el aniversario del mayor desastre nuclear de la historia.

Zona de exclusión en Fukushima

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Tras Chernobyl se aprendió la lección de aislar las zonas potencialmente contaminadas.

Los autores, los doctores Kirsten Moyisch y Philip McCarthy, del Instituto de Cáncer Roswell Park en Nueva York y el doctor Per Hall, del Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, contribuyeron a elaborar el informe que publicó Naciones Unidas en 2000 sobre los efectos del accidente de Chernobyl.

Exposición a la radiación

El principal riesgo a largo plazo para la salud después de una exposición a la radiación es el cáncer.

Los estudios de sobrevivientes de explosiones atómicas y accidentes nucleares previos vinculan la exposición a la radiación a la leucemia y a varios tipos de tumores sólidos, como el de tiroides, pulmón, gastrointestinal y de mama.

Tal como señalan los investigadores, hoy se sabe qué elementos radiactivos con una vida media larga, principalmente el cesio y estronio, estarán presentes en el medio ambiente durante décadas.

El yodo radiactivo, a pesar de tener una vida media de sólo 8 días, puede causar daños si se absorbe a través de la glándula tiroides con alimentos o agua.

Los estudios con sobrevivientes de Chernobyl mostraron un riesgo de entre 3 y 8 veces más grande de cáncer de tiroides infantil entre los niños que recibieron la exposición más alta de yodo radiactivo.

Este hallazgo condujo a la recomendación de las autoridades sanitarias de distribuir tabletas de yoduro de potasio a los niños y adolescentes en áreas potencialmente contaminadas tras un accidente en una planta nuclear.

"Desafortunadamente, no existe ninguna intervención químico protectora para la exposición a la radiación del cesio o el estronio" señalan los autores.

Y agregan que "es necesario llevar a cabo esfuerzos agresivos para limitar la exposición al yodo y cesio radiactivo y para aislar las áreas contaminadas".

"En particular, quienes están en mayor riesgo son los niños y jóvenes porque los datos pasados muestran que la exposición en esas edades incrementa el riesgo de efectos adversos, como el cáncer de tiroides", agregan.

Riesgo en la pubertad

Símbolo de radiación

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Los estudios revelaron el efecto de la radiación en el organismo.

Los expertos saben hoy que, tras establecer una zona de exclusión alrededor de la planta de Fukushima, quienes están en riesgo ahora son los trabajadores de la planta.

Por eso, médicos en Japón están pidiendo ahora extraer células madre de la sangre periférica de los trabajadores para posteriormente poder llevar a cabo un trasplante autólogo en el caso de que se vean expuestos a una exposición importante de radiación.

Los expertos también recuerdan el potencial efecto dañino de la radiación en las niñas que atraviesan la pubertad.

Estudios llevados a cabo con sobrevivientes de las bombas atómicas en Japón, revelaron que el mayor riesgo de cáncer de mama se presentó en mujeres que atravesaban la pubertad durante el tiempo de la exposición.

"Otro momento delicado -dicen los autores- es la lactancia durante un accidente nuclear, cuando la probabilidad de absorber radionúclidos en el tejido mamario es alta".

Los expertos afirman, sin embargo, que el impacto del cáncer de tiroides infantil tras el accidente de Chernobyl ha sido mucho menor de lo que se esperaba.

Pero agregan que en 1986, y los años posteriores al desastre, hubo muchas dificultades para estudiar sus efectos en la salud por lo cual la información quizás no es muy precisa.

"Ahora, los resultados de nuevos estudios que se centren en el incidente de Fukushima podrían revelar cálculos más precisos sobre las consecuencias de accidentes de plantas nucleares tanto en el pasado, como el presente", dicen los autores.

"Y esto podría ofrecer información útil para el control de la salud pública en futuros eventos", agregan.