El pulso por el FMI detrás de la crisis europea

  • Gerardo Lissardy
  • Brasil
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Pie de foto, Los países emergentes esperan lograr una mayor influencia en el Fondo Monetario Internacional.

La reticencia de Brasil y otros países emergentes a prestar directamente dinero a Europa refleja su apuesta por ganar más poder e influencia en el Fondo Monetario Internacional (FMI), opinan analistas.

Está previsto que la ayuda financiera a Europa sea uno de los temas dominantes en la reunión del Grupo de los 20 países más ricos del mundo el jueves y viernes próximos en Cannes, Francia.

Los gobiernos europeos aspiran a que las potencias emergentes aporten parte de los fondos necesarios para hacer viable el plan acordado por los líderes de la Eurozona ante la crisis de deuda soberana que la asfixia.

Pero, mientras China espera para mostrar sus cartas, el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, desestimó la semana pasada la posibilidad de que Brasil compre deuda europea para respaldar a los mercados de Europa.

"Los países europeos no necesitan fondos de Brasil para comprar bonos", dijo Mantega a la prensa. Sin embargo, sostuvo que su país preferiría ayudar a Europa a través de recursos volcados al FMI.

Funcionarios de India y Rusia también han dicho que preferirían que su eventual asistencia financiera a Europa llegue mediante el organismo basado en Washington antes que directamente.

"Esto tiene relación con la estrategia, no sólo de Brasil sino de otros emergentes, de intentar ampliar su participación en el Fondo y su poder de voto y decisión en ese ámbito", dijo Silvio Campos Neto, economista de la consultora Tendências, en San Pablo.

"Una compra directa (de deuda europea) no traería ese 'beneficio'", agregó el analista en diálogo con BBC Mundo.

"Influenciar más"

El FMI alcanzó el año pasado un acuerdo histórico para darle más poder interno a países emergentes como China, Brasil, India y Rusia a expensas de los europeos, ante la nueva realidad económica mundial.

El compromiso para llevar a cabo rápidamente ese plan, que contemplaba duplicar las cuotas del FMI, fue clave para el apoyo que Brasil dio este año a la francesa Christine Lagarde como nueva jefa del Fondo.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo a mitad de octubre que existe "una gran discusión entre los países emergentes y los desarrollados" sobre la nueva composición del Fondo.

"Los países emergentes pueden ser llamados a contribuir ampliando el capital del Fondo, pero para hacer eso exigen una ampliación de las cuotas y por lo tanto de la participación en la dirección del Fondo", señaló Rousseff.

La crisis de deuda europea y la salida a la misma que buscan los líderes de la Eurozona pueden representar para Brasil una oportunidad de lograr su objetivo, sostienen analistas.

"Brasil quiere aumentar su poder en el FMI, entonces está aprovechando este momento para hacer esto", dijo Margarida Gutierrez, experta en coyuntura económica brasileña e internacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

De este modo, el país sudamericano ganaría una influencia mayor en temas de importancia global como el control de capitales o la conducción macroeconómica, dijo Gutierrez a BBC Mundo.

"Brasil quiere influenciar más estas políticas", apuntó.

"Maximizar el beneficio"

El plan de la Eurozona prevé reducir el valor nominal de los bonos de deuda griega, recapitalizar el sector bancario y aumentar los recursos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) hasta US$ 1,4 billones.

El diario brasileño Valor Económico informó el viernes que el gobierno de Rousseff no prevé aportar directamente dinero al FEEF y limitaría su ayuda a Europa a acuerdos bilaterales con el FMI.

Guido Mantega

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Pie de foto, El ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, negó que Brasil fuera a comprar deuda europea

El modo en que el Fondo puede aportar recursos a Europa aún es incierto, con reportes que sugieren que se podría acordar la creación de una nueva línea de crédito durante la reunión del G-20 esta semana.

Campos Neto dijo que "tal vez usar la vía del Fondo traería garantías mayores" para Brasil que una compra de deuda de países europeos cuya recuperación aún es incierta.

Pero agregó que también existen limitaciones domésticas de Brasil, que debería explicar y justificar ante sus ciudadanos el uso que haga de sus reservas para ayudar a países desarrollados.

"Las reservas internacionales (brasileñas) no deben ser utilizadas para inversiones de riesgo", comentó.

Los analistas también destacaron que el poder de ayuda de Brasil a Europa es bastante inferior al de China, cuyas reservas internacionales de US$3,2 billones son diez veces superiores a las del país sudamericano.

"China tiene un poder de impacto sobre los mercados mucho mayor que Brasil", dijo Luciano Rostagno, estratega jefe del Banco WestLB do Brasil SA.

"Brasil, con su limitación, está buscando maximizar el beneficio de una ayuda", dijo Rostagno a BBC Mundo.