Por qué no cae Bashar al Asad en Siria

  • Redacción
  • BBC Mundo
Bashar al Asad

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Pie de foto, Al Asad sigue en el poder a pesar de la condena internacional por sus ataques contra la oposición.

La sublevación en contra del gobierno de Bashar al Asad se hizo sentir este lunes en la capital, Damasco, donde en horas de la madrugada se reportaron choques entre hombres armados y las tropas leales al mandatario.

Testigos reportaron haber escuchado explosiones y disparos en el distrito de al-Mezze, una zona residencial de la ciudad que alberga varias oficinas gubernamentales.

Según la corresponsal de la BBC en la capital siria, Lina Sinjab, los choques empezaron poco después de la medianoche del domingo y continuaron en horas de la mañana.

Los enfrentamientos, sin embargo, sólo duraron unas pocas horas y, por el momento, la posibilidad de enfrentamientos de mayor envergadura en Damasco parece lejana.

Y a un año de las protestas, la cifra de muertos -alrededor de 8.000 según la ONU- sigue creciendo, las criticas y la presión arrecian, pero Bashar al Asad se mantiene en el poder. ¿Por qué?

Por una combinación de complejidades internas y de factores externos

BBC Mundo le detalla cuáles son.

El ejército sirio vs una oposición desarmada

Para algunos analistas la clave de la caída del régimen sirio está en su propio ejército. "Mientras el núcleo oficial -de mayoría alauí, como el presidente- siga apoyando al régimen la rebelión tiene pocas probabilidades de triunfar. Y tal como se están desarrollando los hechos, con ataques permanentes del ejército, no parece que lo vayan a hacer", detalla a BBC Mundo el periodista Miguel Ángel Bastenier, experto en Medio Oriente.

Siria, además, cuenta con una de las fuerzas armadas más numerosas, mejor equipadas y entrenadas de la región. No era el caso de los militares libios, a quienes Gadafi mantenía fragmentados y no muy bien equipados.

A ello hay que sumarle la división de la oposición y el escaso armamento con que cuenta. El llamado Ejército Libre Sirio, formado en parte por desertores del ejército, cuenta con 15.000 hombres según sus propios voceros. No obstante, analistas calculan que son unos 7.000.

El respaldo de Rusia y China

Calle de Homs

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Pie de foto, Homs ha sido asediada por las tropas leales a Bashar al Asad durante un mes.

A Rusia y Siria les une vieja amistad que se remonta a los tiempos de la Unión Soviética. De hecho, los rusos mantienen una base naval en Tartus, en la costa siria.

Además, hay fuertes intereses económicos de por medio. Según el Centro para el Análisis de Estrategias y Tecnologías ruso, los contratos vigentes para la venta de armas y equipo militar de Rusia a Siria superan los US$2.500 millones.

Rusia también se muestra reacia a que el Consejo de Seguridad de la ONU se involucre en asuntos internos de otros países, una posición que es compartida por China.

Para ambos países la intervención en Libia, después de una resolución del Consejo de Seguridad promovida por la Liga Árabe, es un precedente peligroso.

Tanto Rusia como China vetaron hace unas semanas el borrador de resolución contra el régimen de al Asad que instaba al mandatario a dejar el poder para facilitar una transición política.

"China, en cualquier caso, se ha mostrado menos convencida de que haya que defender a Bashar al Asad. El gobierno ha señalado que su posición es neutral en el conflicto interno. Rusia, en cambio, teme perder un pie de influencia en Medio Oriente, casi el único que le queda", detalla Bastenier.

Su posición estratégica, entre Israel e Irán

A pesar de ello, para los analistas quien más debe temer la caída de al Asad es Israel. La posibilidad de un gobierno religioso extremista complicaría la tensa rivalidad con Siria.

El viceprimer ministro de Israel, Dan Meridor, lo describe en una frase: "Siria es un enemigo que mantiene tranquila la frontera".

Ignacio Álvarez, profesor de estudios árabes e islmáicos de la Universidad de Alicante, también detalla a la BBC que Irán, aliado tradicional de Siria, consideraría una intervención occidental casi como un ataque a su propio territorio.

La división de la oposición

Siria es un histórico crisol de religiones y colectivos. En un país de 21 millones de habitantes, con una mayoría sunita (74%), dos grandes minorías alauita y cristiana (ambas un 10% de la población) y otras comunidades aún más pequeñas como la kurda, la unidad nacional nunca ha sido un objetivo sencillo y más aún en el caso de la oposición contra Bashar al Asad.

La oposición política siria está conformada por líderes exiliados, grupos clandestinos en el interior del país, izquierdistas, secularistas, islamistas y nacionalistas.

Ejército Libre Sirio

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Pie de foto, La división de la oposición ha sido una de las fortalezas de Bashar al Asad. Miembros del Ejército Libre Sirio.

Y aunque el Consejo Nacional Sirio, el principal grupo opositor, anunció la creación de una oficina en el extranjero para unificar a los grupos opositores y canalizar la posible ayuda militar, las divisiones continúan

En la reciente conferencia de Túnez, a la que fueron convocados los grupos opositores, no asistió el Comité de Coordinación por el Cambio Nacional y Democrático en parte por el apoyo de las potencias occidentales al Comité Nacional Sirio, "como representante creíble del pueblo sirio”, en palabras de la secretaría de Estado de EE.UU., Hilarry Clinton.

A las divisiones hay que sumarle la debilidad militar de los opositores frente al armamento pesado de Bashar al Asad.

El apoyo al régimen