Así es Capriles Radonski, el hombre que espera derrotar a Hugo Chávez

  • Juan Paullier
  • BBC Mundo, Caracas

Henrique Capriles Radonski es desde este 12 de febrero el nombre de una ilusión para millones de venezolanos. Representa la esperanza de muchos de los que no quieren que el presidente Hugo Chávez permanezca en el poder.

El gobernador del estado Miranda, que incluye partes de Caracas y es el segundo más poblado del país, fue a los 39 años el más joven en participar en las primarias opositoras celebradas el domingo.

Su juventud siempre ha marcado su historial. No cumplió 40 y ya fue vicepresidente del Congreso, alcalde y gobernador.

Con 25 años, en 1998, fue electo diputado por el antiguo Congreso venezolano, un récord.

Se jacta de nunca haber perdido una elección y tras confirmar su racha este domingo, tendrá en menos de ocho meses el mayor desafío de su vida: derrotar a Chávez en las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

Sin confrontar

Capriles proviene de una familia acomodada, dueña de una cadena de cines y otros negocios.

Sin embargo, pese a las críticas desde algunos sectores por su origen social, Capriles, señalan sus partidarios, sabe cómo hablar el "lenguaje del pueblo", sabe cómo mezclarse y sabe que para tener chances de imponerse en comicios necesita llegar a todas las capas de la sociedad.

Como gobernador recorre los barrios con asiduidad. Quedó marcada la imagen de Capriles con el agua hasta la cintura empapándose de la situación de los afectados por las intensas lluvias de fines de 2010.

Fue un contraste con la de Chávez que visitó la zona desde un helicóptero.

Capriles, dirigente del partido Primero Justicia, busca evitar el lenguaje de la confrontación y el radicalismo que muchos críticos del gobierno consideran que Chávez promueve constantemente, y que también es una bandera de algunos sectores de la oposición.

Henrique Capriles Radonski

Fuente de la imagen, AFP

Pie de foto, Henrique Capriles Radonski saluda tras ser elegido candidato presidencial.

Prefiere la moderación, raramente nombra o ataca a Chávez directamente. Y aunque sí cuestiona muchas de sus políticas, suele repetir que Venezuela –un país que se ha tenido que acostumbrar a las continuas y extensas cadenas presidenciales– precisa alguien que hable menos y trabaje más.

"Pretendo ser un presidente que hable mucho menos, que no invada la vida de los venezolanos todos los días, que no se crea imprescindible", dijo la semana pasada en un encuentro con la prensa extranjera en Caracas.

Busca también dejar atrás las divisiones que aquejan desde hace años a la sociedad: "no hay chavistas y escuálidos (término despectivo que usa Chávez para referirse a los opositores). Somos todos venezolanos", ha asegurado.

El candidato también ha sabido estar inmerso en polémicas.

Mientras se desempeñaba como alcalde de un municipio caraqueño ocurrió el golpe de Estado que durante 48 horas en abril de 2002 sacó a Chávez del poder.

Capriles concurrió a la embajada de Cuba, que se encontraba en el municipio del cual tenía jurisdicción, a mediar, según dijo, pues se había corrido el rumor de que el entonces vicepresidente, Diosdado Cabello, se encontraba allí.

La Fiscalía lo acusó de ingresar a la embajada sin autorización y violar principios internacionales. Terminó encarcelado durante cuatro meses y tiempo después fue absuelto. Por ese hecho fue juzgado cuatro veces.

"Centroizquierdista"

Se autodefine como "centroizquierdista" e insiste con que su modelo es el "Brasil de Lula". De hecho, de ahí tomó una de sus principales políticas en Miranda: el Plan Hambre Cero, que proporciona alimentos, vivienda y educación a familias en situación de pobreza.

Aliento a la inversion, garantías jurídicas y el ojo en el crecimiento pero con la bandera de la justicia social en alto: esa es su concepción de gobierno.

En materia petrolera, eje de la economía venezolana, se deslumbra con el modelo noruego: "utilizar el petróleo para no depender del petróleo, hay que diversificar la economía".

Y asegura que de ganar en octubre mantendrá las populares "misiones", los programas sociales de Chávez.

Capriles dice que lo importante no sólo es el cambio en la Presidencia, sino introducir un nuevo modelo, ya que considera fracasado al actual.

Hugo Chávez, sin embargo, acusó a Capriles -y al resto de precandidatos opositores- de ser los "candidatos de los yanquis" y criticó sus planteos de campaña: "andan en un show. Lo que hacen es que un grupo de tecnócratas hablan por ellos", señaló el presidente.

Un candidato soltero

A los 39 se mantiene soltero. Un hecho que se convirtió en tema de campaña.

En público, y en tono de broma, le pidió a la mujer del exprecandidato Leopoldo López que le consiguiera una esposa y luego debió acostumbrarse a que le preguntaran una y otra vez . Algunos medios incluso hicieron sondeos entre la gente para que le eligieran novia.

"Creo en la familia y ya me tocará a mí. Lo importante es que sepan los venezolanos que soy un constructor de la familia", ha dicho el candidato.

El católico Capriles se tiene mucha fe para derrotar a Chávez el 7 de octubre: "aquel caballo (Chávez) está cansado, éste está lleno de energía. Vamos a ver quién aguanta estos siete meses".