5 grandes detectives de la literatura latinoamericana

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Detective

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Pie de foto, ¿Se verán así los detectives latinoamericanos?

La vida de Edgar "El Zurdo" Mendieta no es fácil. No puede serlo: es policía en Sinaloa, uno de los estados de México más golpeados por la violencia y el crimen organizado.

Mortificado por el abandono de su mujer, sólo tiene su valentía y dignidad para enfrentar la realidad corrupta que permea a la sociedad sinaloense.

"El Zurdo" es el protagonista de las novelas "Balas de plata", "La prueba del ácido" y "Nombre de perro", de Elmer Mendoza, uno de los principales representantes de la "narconovela" mexicana, narrativa que reflexiona sobre el fenómeno social, político, económico y cultural del narcotráfico.

En el marco de nuestro festival digital HayFestivalMéxico@BBCMundo, le pedimos que eligiera cinco grandes detectives de la literatura latinoamericana para recomendar.

Pueden seguir el festival aquí. Abajo, la selección del escritor mexicano.

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1. Filiberto García, de "El complot mongol" de Rafael Bernal

Considerada la novela que fundó el género negro en México, su protagonista es un verdadero "fabricante en serie de pinches muertos", según la descripción del propio Rafael Bernal.

"Un duro, rasposo, inteligente e intuitivo investigador, acostumbrado a disparar a todo lo que se mueve", nos explica Elmer Mendoza sobre su primer seleccionado.

Escrita en plena Guerra Fría (1969), la novela transcurre en Ciudad de México, donde estadounidenses y soviéticos creen que China está preparando un complot contra el presidente de EE.UU., quien está próximo a visitar México.

Para evitarlo, las autoridades mexicanas contactan a García, un experimentado detective, sin escrúpulos a la hora de matar.

Pero el asunto es más complicado de lo que parece y el lector termina por descubrir que no puede confiar en ninguno de los personajes, cuyos intereses son distintos –y a ratos, opuestos– de los que aparentan.

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2. Héctor Belascoarán Shayne, de la saga de Paco Ignacio Taibo II

Entre refrescos embotellados, crímenes y tacos vive Héctor Belascoarán Shayne, "detective independiente", según lo describe su propio autor.

Es el protagonista de la amplia saga de novelas policíacas del mexicano nacido en España Paco Ignacio Taibo II, publicadas entre 1976 y 1993.

Presentado por primera vez en "Días de combate", Belascoarán es hijo de un capitán de marina vasco y de una cantante irlandesa.

Recién separado y habiendo abandonado su puesto de ingeniero mecánico en la General Electric, Belascoarán se instala en una oficina en pleno centro de Ciudad de México, que comparte con un plomero, un tapicero y un ingeniero en drenaje profundo.

Luego de interminables filas para conseguir una licencia de detective, termina comprándola en una academia de cursos por correspondencia. Adquiere una pistola, la registra y se lanza a vivir.

Al contrario de su colega García, Belascoarán "prefiere usar el cerebro a la violencia", nos cuenta Elmer Mendoza sobre su segundo escogido.

Paco Taibo II

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Pie de foto, Paco Taibo II

"Un tuerto que maldita la falta que le ha hecho el ojo dañado. Investigador hábil, husmeador efectivo".

Belascoarán nació en una época en que "en México se legalizaba el Partido Comunista, florecía la prensa de izquierda y el sindicalismo independiente, al cual estaba el novelista tan ligado, parecía tener un futuro promisorio aunque un país sin el PRI todavía parecía inconcebible", explicaba en una de sus columnas sobre Taibo II Christopher Domínguez, uno de los principales críticos literarios mexicanos.

Y se convirtió, según Domínguez, en uno de los personajes "más vivarachos de nuestra literatura".

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3. Mario Conde, de Leonardo Padura

Como muchos otros protagonistas del género detectivesco, Mario Conde es un expolicía.

Vive en La Habana, Cuba, donde comparte aventuras con su amigo "El flaco", que se llama Carlos, ya no es flaco y lleva 10 años en una silla de ruedas. Matan el tiempo juntos a no ser que algún asesinato, robo, extorsión, o cualquier variante criminal se cruce en su camino.

Mario Conde "se mueve como pez en el agua, aunque generalmente actúa en el filo de la navaja, entre los poderes fácticos y el respeto a la ley", asegura Elmer Mendoza al explicarnos su tercera elección.

Sin embargo, "el Conde", es un hombre triste y agobiado,un "recordador de mierda", "un cabrón recordador", como lo describe "El flaco".

Se refiere a su afición por revivir el pasado sin necesariamente darse cuenta de que su memoria es engañosa. A menudo, el detective habanero imagina más que recuerda, un pasado que pudo ser y no fue.

Gran observador, Conde resuelve los misterios casi por instinto, basado tanto en su investigación práctica como en su conocimiento de la raza humana.

"Yo no me siento un escritor de novela policial", dijo Leonardo Padura hace unos años. "Mis intereses realmente nunca están en quién mató a quién, sino en por qué alguien mató a otro, por qué alguien robó, cómo lo hizo. El quién es lo menos importante, el cómo y el porqué son los que más me interesan", aseguró el reconocido autor cubano.

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4. Heredia, de la saga de Ramón Díaz Eterovic

Los casos de Heredia están doblemente cruzados: primero, por la ciudad en la que transcurren: Santiago de Chile y sus rincones; segundo, por el presente histórico en el que pasan: el gobierno de facto de Augusto Pinochet.

Heredia es "un taimado investigador, que se mueve como sombra por los intersticios de Santiago de Chile y no hay caso que se le atore", nos dice Elmer Mendoza al explicarnos su cuarto elegido.

Su primera aparición fue en 1987, en "La ciudad está triste". Tras ella la saga se extendió a más de una decena de historias con un enemigo común, "el lugar en la sociedad donde se anidan asesinos y, por supuesto, los mecanismos omnipresentes del poder que los encubren", asegura una reseña de LOM editores, que publicó "Heredia Detective", un libro ilustrado con seis historietas basado en el personaje de Díaz Eterovic.

"La novela policial ha sido para mí una perspectiva para hablar de temas sensibles en la sociedad chilena, como los detenidos desaparecidos, el narcotráfico, la carencia de una democracia real, las traiciones. Mis novelas las siento como una crónica de la historia chilena de los últimos 20 o 25 años", ha dicho el autor sobre su obra.

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5. Juez Alejandro Barón Roca, de "Odisea del cangrejo" de Fernando López

"La justicia es dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde por ley… pero también lo que se merece", dice el juez Barón Roca.

El juez no es sólo personaje del argentino Fernando López, sino también el narrador de "Odisea del cangrejo". Uno bastante particular: su relato ocurre desde la unidad de terapia intensiva de un hospital, a punto de morir. Desde allí, recapitula su vida: amigos, enemigos, amores y los supuestos cinco balazos por la espalda que lo dejaron así.

Juez del pequeño pueblo imaginario de San Tito, Barón Roca es "un investigador cuidadoso, que carga con su historia, la presencia de sus amigos y que es lo suficientemente taimado para seguir toda clase de pistas a su favor", nos comenta Elmer Mendoza en alusión a su quinto elegido.

Barón Roca es el "protagonista ambiguo y temible" de una "novela imborrable, de esas que perduran y reverberan en la memoria después de leídas", según la descripción del novelista Guillermo Martínez, encargado de escribir algunas líneas para la contratapa del libro.

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El Hay Festival México es un encuentro entre distintos pensadores y personalidades para debatir sobre el mundo de hoy e imaginar el de mañana.

Tiene lugar en Ciudad de México entre el 23 y el 25 de octubre.

Por primera vez en su historia, tiene una versión digital, el HayFestivalMéxico@BBCMundo, coproducida por BBC Mundo.