Qué son los imperios empresariales "chaebol" y por qué generan controversia en Corea del Sur

  • Karishma Vaswani
  • Corresponsal económica en Asia
Una presentación de Samsung.

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Pie de foto, Las ventas de los cinco mayores chaebol superan la mitad de la economía de Corea del Sur.

Basta con caminar por las calles de Seúl para ver cuán extensa es la influencia de los masivos imperios levantados por empresas familiares.

O, como los llaman en Corea del Sur: los "chaebol", un término que procede de la combinación de las palabras "riqueza" y "clan".

Samsung, Lotte, LG o Hyundai resultan marcas inevitables, están inmersas en tantas industrias: celulares, automóviles, lavadoras, laptops y hasta en las de comida o seguros médicos.

Increíblemente, las ventas de los cinco mayores chaebol superan la mitad de toda la economía surcoreana.

Pero estos imperios caen cada vez más bajo la lupa de la opinión pública por la influencia que pueden llegar a ejercer.

Los pedidos de reformas no son nuevos ni han tenido éxito. Pero ahora que se acercan las elecciones presidenciales, ¿puede que esto cambie?

El monopolio de la riqueza

Hace poco, pude ver en una protesta a muchos jóvenes levantando los brazos y arengando contra los chaebol y la posición dominante que tienen en el país.

Protesta anti-Samsung.

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Pie de foto, Los 'chaebol' suelen ser el foco de protestas contra su posición dominante en el país.

Entre ellos, estaba Kim Seung-yeon, una joven que trabaja a tiempo parcial y que había asistido para abogar por aumentos salariales y mejoras en las condiciones laborales.

Como muchos jóvenes surcoreanos, Kim siente que el sistema favorece a los chaebol: "Ahora mismo, monopolizan demasiado la riqueza del país, que no está siendo usada de forma adecuada".

El complejo escándalo de corrupción que ha envuelto a la nación en los últimos meses no ha hecho más que incrementar la frustración que generan los estrechos lazos entre negocios y política.

La presidenta del país, Park Geun-hye, y los máximos directivos de Samsung y Lotte (dos de los mayores chaebol) han sido acusados de sobornos. Pero se trata de los mismos negocios que ayudaron a reconstruir Corea del Sur tras la guerra y que en la actualidad son vitales para la economía del país.

Un billete al éxito

En un centro de estudios de la capital, conocí a un grupo de mujeres jóvenes que se estaba preparando para los exámenes de ingreso que deben pasar quienes quieran trabajar en un chaebol.

El proceso es rigoroso y exhaustivo, pero en este país, superarlo implica un ganarse un billete al éxito.

"Si consigo entrar a un chaebol, significará que tendré un empleo bien pagado y que la gente me mirará y dirá '¡Guau!", explica Kang Da-heun, que se prepara para solicitar empleo en Lotte. "Mejorará mis perspectivas de matrimonio y mi futuro será muy brillante", añade.

Ante la pregunta de si le molesta que el líder de Lotte pueda acabar en prisión por su papel en un escándalo de corrupción, responde: "No afectará para nada las perspectivas de la compañía. Lotte seguirá siendo Lotte".

"Todos se benefician"

Una visita al gigantesco complejo comercial de Lotte y a su sede, la Lotte World Tower, parecen darle la razón.

Con sus 500 metros, la torre es el edificio más alto del país. Abrió sus puertas hace un par de semanas, con las acusaciones de soborno que recaen sobre su presidente como telón de fondo.

Lotte y otros chaebol aseguran estar cambiando e intentando mejorar sus políticas de manejo empresarial. Pero también defienden que son las responsables de gran parte del crecimiento de la economía.

Lotte World Tower opening

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Pie de foto, Los jóvenes deben pasar un proceso exhaustivo y riguroso si quieren trabajar en un 'chaebol', algo que se considera un billete al éxito.

"En estos momentos, los chaebol tienen una imagen negativa", admite Hwang Kag-gyu, el jefe de la oficina de innovación corporativa de Lotte.

"Pero nos sentimos falsamente acusados. [En la historia de Corea del Sur] era necesario que las empresas grandes crecieran... Creo que todos se han beneficiado de estas colaboraciones para el crecimiento mutuo", afirma.

Represión de los pequeños negocios

No todos comparten esta opinión.

A pocas horas de Seúl, en la ciudad de Gwangju, conocí a Cho Seong-gu, que asegura haber tenido un pequeño pero próspero negocio de software.

Cho se asoció con un chaebol para expandirse y en cuanto hubo una disputa por los términos del acuerdo, lo perdió todo: su negocio, su casa y su matrimonio.

Culpa de sus problemas a la cultura de veneración hacia los chaebolque hay en Corea del Sur.

"He peleado durante 15 años", afirma en su pequeño apartamento.

"He conocido a más de 170 congresistas, se ha discutido mi caso en la asamblea nacional y ha aparecido incontables veces en la prensa. En este país, es imposible que un pequeño empresario le gane a un chaebol", lamenta.

Edificios

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Pie de foto, Los 'chaebol' son una parte esencial de Corea del Sur.

De regreso al piso 123 de la Lotte World Tower, una multitud de turistas locales se reúnen para hacerse selfies y maravillarse con las vistas.

La mayoría de lo que ven fue construido por un chaebol y conforman una hazaña que solo estos imperios gigantes pueden llevar a cabo.

La relación de los coreanos con sus chaebol es complicada y cualquier esperanza de reforma va a tener que pasar por un proceso muy difícil.

Los chaebol son una parte esencial de Corea del Sur y han ayudado a transformar lo que una vez fue una nación pobre en la actual cuarta economía más grande de Asia.

Pero en el camino, sus tentáculos se han extendido en casi cada sector, lo que significa que se han convertido en gigantes que hacen sombra a todo lo que se encuentre en su entorno.