"La biodiversidad puede ser el oro verde de Colombia, pero cuando nos demos cuenta podría ser demasiado tarde"

  • Alejandra Martins
  • Hay Festival Digital Colombia@BBC Mundo
Mauricio Diazgranados examinando una planta en una expedición en Colombia.

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, El botánico Mauricio Diazgranados lidera el proyecto "Plantas y Hongos Útiles de Colombia", que promueve un desarrollo sustentable basado en el potencial de la biodiversidad.

"A veces uno tiene encuentros en que básicamente los ojos se le llenan de lágrimas".

El botánico Mauricio Diazgranados sigue deslumbrándose cada vez que se adentra en ecosistemas inexplorados en su país, Colombia.

"Uno empieza a abrir los ojos a una diversidad que nunca imaginó, que cada diez metros lo deja a uno con la boca abierta", señaló a BBC Mundo.

Colombia es el segundo país más biodiverso del planeta, pero también tiene una de las tasas más altas de desforestación a nivel mundial.

Para Diazgranados, una de las mejores formas de proteger esa biodiversidad es a través de su uso sostenible.

El científico trabaja en el Real Jardín Botánico de Kew, en Londres, y lidera un proyecto llamado "Plantas y Hongos Útiles de Colombia", desarrollado en forma conjunta con el Instituto Humboldt de ese país.

El proyecto busca desarrollar una "bioeconomía" basada en el uso sostenible de la biodiversidad, con el fin de mejorar la calidad de vida de los colombianos protegiendo al mismo tiempo ese patrimonio natural único.

Diazgranados explicó a BBC Mundo la urgencia del proyecto, por qué su mensaje debe llegar a todos los colombianos, y cómo la biodiversidad puede ser vista como "como una oportunidad de desarrollo sostenible en lugar de un obstáculo".

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¿Cómo se llegó al proyecto "Plantas y hongos útiles de Colombia"?

El proyecto es la continuación de un proceso que comenzamos desde el Real Jardín Botánico de Kew hace varios años para apoyar el desarrollo verde de Colombia.

Cuando Colombia firmó el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, en esa misma época el gobierno se propuso un plan de desarrollo sostenible del país basado en el potencial de la biodiversidad.

El proyecto "Plantas y hongos útiles de Colombia" comenzó oficialmente en noviembre de 2019, es un proyecto relativamente corto, hasta febrero de 2022.

Cactus con flores

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, después de Brasil. En la imagen se ve una Calaguala (Pseudorhipsalis amazonica) fotografiada durante una expedición a la Serranía de las Quinchas.

¿Por qué es tan crucial basar el desarrollo sostenible de Colombia en el potencial de la biodiversidad?

Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, ocupa el segundo lugar en riqueza de plantas, y la diversidad de los hongos aún no se conoce bien, estamos trabajando fuertemente en este campo.

Desde el año 2017 ya habíamos comenzado un programa desde Kew llamado "Kew-Colombia bio", que es como una sombrilla de proyectos.

Uno muy bonito fue comenzar a poner todo el conocimiento en una plataforma, ColPlantA (http://colplanta.org/) un portal de Kew con muchos aliados de Colombia, en el que ponemos a disposición de todos información verificada sobre plantas del país.

Ya tenemos más de 26.000 especies y sigue creciendo. Con ese portal montado, el siguiente paso era ver cómo dar una contribución concreta al desarrollo del país.

"Plantas y Hongos útiles de Colombia" es un proyecto muy grande a nivel nacional para entender el potencial de las plantas y hongos de Colombia con el fin de mejorar los medios de vida de las personas, impulsando la bioeconomía y protegiendo la biodiversidad.

En el proyecto se habla mucho de "bioeconomía", ¿qué significa?

Bioeconomía es la economía basada en negocios a partir del uso sostenible de los recursos naturales, sea plantas, animales u hongos. En algunas partes los llaman negocios verdes, es ver los recursos naturales como una oportunidad para el desarrollo económico de las naciones.

¿Cómo impulsa la bioeconomía entonces el proyecto "Plantas y Hongos Útiles de Colombia"?

El proyecto propone cuatro paquetes de trabajo. El primero es continuar recopilando la información que haya disponible sobre las plantas y los hongos útiles de Colombia, particularmente en aquellas áreas donde hay brechas de conocimiento.

Aquí desarrollamos diversos subproyectos para entender aspectos muy específicos, como usar plataformas de ciencia ciudadana para mitigar la erosión del conocimiento tradicional.

El segundo paquete es la puesta en práctica de una estrategia de diseminación de la información para una audiencia muy amplia, que nos permita concientizar a la sociedad sobre la importancia de la diversidad de plantas y hongos para la calidad de vida de las personas.

El tercer paquete consiste en la creación de una red de cadena de valor, para que se puedan establecer negocios verdes sustentables y rentables, incluso en zonas remotas del país, y el cuarto paquete es la implementación de esta red de cadena de valor en tres áreas piloto. Para esto, escogimos tres municipios con características ecosistémicas, climáticas y sociales contrastantes: Bahía Solano, Becerril y Otanche.

¿Hay muchas regiones inexploradas por estudiar?

En muchos países la flora y la funga, la diversidad de hongos, está relativamente bien entendida, pero en Colombia no es así. Colombia todavía tiene áreas geográficas totalmente inexploradas.

¿Cuáles por ejemplo?

Muchísimas áreas de la Amazonía colombiana son inexploradas. Hay áreas en el noreste de Colombia o en el sureste en cercanías con el Ecuador que son inexploradas, a tal punto que tenemos lugares icónicos hoy en día que fueron descubiertos hace relativamente poco, como Chiribiquete o la Serranía de la Lindosa, que tienen estas magnificas pictografías, las más antiguas del continente.

Esos lugares apenas fueron descubiertos hace un par de décadas y todavía falta muchísimo por explorar, sobre todo en lo biológico.

Cuando uno mira la geografía de Colombia ve que poco más de la mitad del país todavía está cubierta por selvas y muchas de esas selvas no tienen acceso fácil, no hay vías para llegar.

La luz del sol se filtra en la vegetación a ambos lados de un arroyo en la Serranía de las Quinchas

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, Serranía de las Quinchas. "Cuando uno está trabajando en esas selvas con muy poca alteración, es una experiencia realmente trascendental... es casi una experiencia mística, religiosa".

Muchas veces son pequeños pueblitos a orillas de ríos, y para llegar allá toca tomar un avión hasta un centro urbano, por ejemplo hasta Leticia en el Amazonas, y desde allí remontar los ríos durante semanas.

Lo mismo sucede con todo el Chocó biogeográfico y por supuesto el conflicto en Colombia limitó muchísimo la exploración de los científicos.

Entonces es un país que yo considero que es el próximo destino a explorar. Todavía Colombia conserva cantidades de tesoros por ser descubiertos, y cada vez que nosotros hacemos una expedición y hacemos nuestras colectas de plantas nos encontramos con numerosas especies que no logramos identificar y que creemos que son especies nuevas.

Decías que la primera etapa del proyecto ha sido recopilar toda la información posible sobre plantas y hongos útiles. ¿Qué sucede después con esa información?

El segundo objetivo es difundir todos estos conocimientos a través de diferentes formatos para llegar a una audiencia muy amplia. Usamos entonces dos plataformas, ColPlantA y ColFungi (colfungi.org). Colfungi, para diseminar la información sobre hongos, la estaremos lanzando ahora en febrero con más de 7.000 especies de hongos que ya hemos encontrado.

Y a ColPlantA la seguiremos fortaleciendo con más contenido. Además de las más de 26.000 especies tenemos más de 14.000 fotografías, 20.000 mapas de distribuciones, y vamos a publicar por primera vez catálogos completos de las plantas y de los hongos útiles de Colombia.

Tenemos además una estrategia muy fuerte de construcción de capacidades de nuestros socios a través de entrenamientos.

Y por supuesto queremos llegarle a la gente lo más ampliamente posible, entonces estamos desarrollando también una serie de herramientas como juegos y cuestionarios en línea que permitan que la sociedad colombiana pueda conocer más sobre su biodiversidad.

¿Y esos juegos donde van a estar disponibles?

Los vínculos a todas esas herramientas van a estar en una página que creamos con la información de todo el proyecto que se llama in-colombia.org. La "in" quiere decir "en" Colombia pero también es el acrónimo de "ingredientes naturales".

Queremos mirar además qué tanto sabe la sociedad colombiana sobre su diversidad nativa de plantas y hongos útiles y hemos encontrado resultados muy interesantes que estaremos publicando pronto.

Lamentablemente la mayor parte de la sociedad urbana no tiene muchos conocimientos sobre su biodiversidad nativa, y más sabe la gente muchas veces sobre animales y plantas exóticas traídas de otras partes que de sus propios recursos, entonces para nosotros eso es fundamental, sensibilizar a la sociedad sobre lo que tiene.

Decías que la idea es que todo ese conocimiento mejore la calidad de vida de la gente. Y el proyecto busca lograrlo creando lo que se llama "redes de cadena de valor" (el tercer objetivo). ¿En qué consisten?

Voy a ilustrarlo con un ejemplo muy sencillo. Colombia es un país con una geografía muy compleja que genera una heterogeneidad cultural muy grande.

Donde sea que uno viaje uno llega a un pueblito y se encuentra con productos únicos, por ejemplo, una cocina única, con ingredientes únicos que solamente allí se consumen y se conocen.

Constantemente en mis expediciones he encontrado que las personas locales muchas veces hacen uso de la biodiversidad, por ejemplo una señora desarrolla una pomada para cicatrizar la piel a partir de la resina de árboles. Pero lastimosamente ese producto no lo puede vender fácilmente porque nadie sabe que esa señora puede ofrecer ese producto.

Ana Yudith, habitante de una de las comunidades alcanzadas por el proyecto, sosteniendo en su mano un fruto de cacao

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, "Queremos visibilizar a pequeños emprendedores en áreas remotas del país y ponerlos en contacto con compradores". Ana Yudith, de la comunidad de Quinchas, muestra una fruta de cacao.

Lo que se encuentra uno normalmente es que en los lugares más biodiversos de Colombia es donde hay más pobreza, ¿no debería ser al contrario?

Entonces lo que queremos con esta red de cadena de valor es visibilizar a estos pequeños emprendedores que pueden encontrarse en áreas remotas del país, y que puedan ponerse en contacto con los potenciales consumidores o compradores.

¿Podrías darnos algún ejemplo de cómo funciona en la práctica esa red de cadena de valor?

En una región en la que hemos trabajado que se llama la Serranía de las Quinchas usan unas inflorescencias de una planta a la que llaman mámeras y esas influorescencias las asan y se las comen. Es un plato único de esa región.

Esa sería una oportunidad fantástica para la cocina de Colombia. ¿Pero cómo un chef de un restaurante en Bogotá puede saber que esa planta se consume, cómo se consume y acceder al producto?

Entonces a través de la red de cadena de valor ese chef podrá saber que existen esas plantas comestibles únicas, quién ofrece el producto, y cómo contactar directamente a esa persona o a esa organización.

Lo que sucede hoy en día es que en muchos casos en vez de ver el bosque como una oportunidad de desarrollo sostenible lo ven como un obstáculo y se tala el bosque para meter ganado o para hacer minería.

Lo que queremos hacer es una plataforma para que las personas puedan ofrecer y comprar esos productos. Las transacciones no se van a hacer dentro de la plataforma, pero sí permite hacer el contacto inicial.

Portal ColPlantA

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, "En el portal ColPlantA ya tenemos más de 26.000 especies de plantas de Colombia y sigue creciendo".

Mencionabas que en muchos casos se talan árboles para expandir la ganadería. ¿Cómo pueden protegerse esos árboles mediante un uso sostenible?

Te podría dar muchísimos ejemplos. Hay un árbol que se ha usado tradicionalmente mucho en el sureste del país que es el barniz de pasto, Mopa-mopa.

Es un árbol que produce un barniz que se prepara de una manera que produce unas capitas que se colorean y se usa para decoraciones tradicionales, es una tradición artesanal ancestral, llamada barniz de Pasto.

Así se podría poner en contacto a los productores de ese barniz con artesanos en otras partes del país y de esa manera beneficiar a todos.

Sería infinito hablar sobre las ventajas y beneficios de los árboles, pero te pongo otro ejemplo. En nuestras expediciones en la Serranía de las Quinchas encontramos un árbol que a mí me encanta que se llama el caraño, que produce un látex traslúcido caliente. Esa resina, que brota de las raíces, tiene grandes cantidades de alcanfor y huele como mentol.

Y a esa resina en esa región la purifican y la usan como pomada antiinflamatoria para golpes y torceduras. Y las mujeres se la frotan alrededor de las partes donde quieren adelgazar. La pomada la venden localmente en sus frasquitos. Pero el árbol es un árbol leñoso y en la zona donde trabajamos lastimosamente quedan muy pocos individuos grandes porque los han talado.

Mauricio Diazgranados con el botánico Andres Felipe Bohórquez Osorio

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, "Todavía Colombia conserva cantidades de tesoros por ser descubiertos". Diazgranados junto al botánico Andrés Felipe Bohórquez Osorio, del Instituto Humboldt.

¿Entonces qué habría que hacer allí? Continuar investigando las propiedades químicas de esta resina, nosotros ya comenzamos en Kew y queremos publicar algunas moléculas aparentemente nuevas que hemos encontrado.

Esto podría ayudar a pensar en estos árboles no desde el punto de vista de la madera, que no es un recurso sostenible porque esos árboles demoran décadas y décadas en crecer, sino tener aprovechamiento sostenible de estos árboles magníficos que forman el bosque primario en esta zona de la Serranía de las Quinchas.

En el proyecto también participan chefs. ¿Cuál es su papel?

Nuestra idea es trabajar en muchos frentes, y estamos trabajando con el sector de la cocina colombiana. Así como Perú lo hizo en su momento, Colombia está apuntando al desarrollo de su cocina tradicional.

Te voy a dar una cifra muy puntual. La mayor parte de los platos que se consumen se basan en algunas decenas de vegetales como la papa, el arroz o el trigo. Pero en Colombia a la fecha hemos identificado 1.526 plantas comestibles.

Es una enorme oportunidad para que alguien en unos años vaya a un restaurante colombiano y se encuentre con platos magníficos, biodiversos, con una cantidad de ingredientes y de sabores que antes eran desconocidos.

Una mesa con recipientes que contienen ingredientes naturales de Colombia

Fuente de la imagen, Gentileza Cancillería de Colombia

Pie de foto, "Estamos trabajando con el sector de la cocina colombiana...En Colombia a la fecha hemos identificado 1.526 plantas comestibles".

Mencionaste que Kew estudia moléculas de la resina del caraño. Si de ese trabajo resulta un potente antiinflamatorio, ¿cómo está regulado el acceso a esos beneficios por parte de la comunidad?

Acceder al conocimiento de primera mano tradicional requiere que haya acuerdos de acceso y beneficios bajo el Protocolo Internacional de Nagoya.

El Reino Unido es signatario del Protocolo de Nagoya y nosotros debemos seguir ese protocolo internacional. Colombia firmó el Protocolo de Nagoya y faltan unos pasos para que quede ratificado.

Pero igual Colombia tiene una regulación interna que requiere que haya un consentimiento informado y un permiso previo por parte de las comunidades. Y por supuesto cualquier acceso con fines comerciales tiene que tener la aprobación del gobierno. Desde el punto de vista del Real Jardín Botánico, Kew no hace ningún tipo de acceso comercial.

Mauricio Diazgranados junto a un Frailejón de Belén

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, El Frailejón de Belén (Espeletia brachyaxiantha) es una planta endémica de Colombia que se encuentra en peligro, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Volviendo a las etapas del proyecto, la tercera era establecer redes de cadena de valor. ¿Qué podrías decirnos de la cuarta?

Una vez que hemos construido la plataforma técnica para crear esta red de cadena de valor queremos implementarla en tres municipios en Colombia bastante diversos en sus características.

Entonces llegaremos a esos lugares científicos de Reino Unido y de Colombia con todo el apoyo de la comunidad por supuesto, haremos expediciones de diversidad, veremos cómo la comunidad ha estado usando esa biodiversidad y qué podemos aportarle nosotros para que ellos puedan ver el potencial de la biodiversidad que tienen.

Resina de Caraño

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, El látex caliente que brota de las raíces del árbol del caraño huele a mentol. La resina es usada por una comunidad para elaborar una pomada antiinflamatoria para golpes y torceduras.

Y vamos a comenzar el trabajo con aquellos que quieran hacer parte de la red de cadena de valor para comercializar sus productos obtenidos de manera sostenible de la biodiversidad. Los ayudaremos a hacer los contactos en otras áreas del país o del mundo y haremos un monitoreo del cambio en la calidad de vida.

Si esta implementación funcionat, la apuesta es que nosotros al final de proyecto estaríamos dando recomendaciones para que se puede llevar a cabo a una escala ya nacional para que pueda servir como ejemplo para muchos otros países que tienen ese potencial de la biodiversidad.

¿Cuál es la urgencia de que este proyecto funcione ante al aumento de la desforestación en Colombia desde la firma del acuerdo de paz?

Es una situación muy, muy preocupante a nivel global que se está viviendo. Estamos transformando al planeta a una velocidad sin precedentes y el futuro que se vislumbra es un panorama muy gris.

En el caso de Colombia, el país tiene una de las tasas de desforestación más grandes, que puede oscilar entre 200 mil y 300 mil hectáreas al año.

En Colombia la desforestación está impulsada principalmente por la transformación del uso de la tierra por expansión de la ganadería y agricultura, expansión de áreas urbanas, y también la presencia de los cultivos ilícitos como la coca que han sido un motor fuerte para desforestar.

Serranía de las Quinchas

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, La Serranía de Las Quinchas es uno de los últimos relictos de selva húmeda tropical de la cuenca media del río Magdalena.

Con la firma de los acuerdos de paz con las FARC muchas áreas del país quedaron sin una presencia de gobierno fuerte, sin ningún ente regulatorio que protegiera estas áreas, entonces se incrementó la velocidad de la desforestación para tráfico ilegal de madera y expansión de la ganadería, entre otras causas.

Lo que vemos es que frente a esta velocidad que tenemos de la pérdida de los recursos naturales en Colombia si no generamos una conciencia en torno a que estas áreas toca protegerlas porque pueden ser realmente el oro verde de Colombia, cuando nos demos cuenta de eso ya va a ser muy tarde.

¿Qué ecosistemas están más amenazados?

Hoy en día tenemos por ejemplo algunos ecosistemas como el bosque seco tropical que es el ecosistema más amenazado del país en donde queda solamente el 6% de su área original. Originalmente se distribuía principalmente en el norte de Colombia frente al Mar Caribe y bordeando en algunos valles interandinos.

Ahora el 94% de ese bosque se encuentra ya destruido y hay allí áreas con pasturas para la ganadería extensiva, con solamente algunos reductos de bosque que se están tratando de conservar. Pero ya nos dimos cuenta muy tarde de eso, este fue un proceso de destrucción de ese ecosistema durante décadas.

Desforestación ilegal en el Parque Nacional La Macarena, en el Departamento del Meta, en septiembre de 2020

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, Colombia tiene una de las tasas de desforestación más grandes del mundo, que puede oscilar entre 200 mil y 300 mil hectáreas al año.

De la misma manera en algunas zonas de las cordilleras andinas quedan muy pocos bosques conservados.

¿Cómo detener ese deterioro de los ecosistemas? Por eso tenemos esta estrategia de recopilación de información, diseminación de esa información, y la red de cadena de valor, para mostrarle a la gente que la biodiversidad puede ser una oportunidad.

Pero si se destruye esa biodiversidad, esa oportunidad se pulveriza, porque una vez que se destruye es muy difícil regresarla y una vez que las especies, se extinguen se extinguen para siempre.

Básicamente nosotros estamos usando un paradigma que es la "conservación a través del uso". Porque si yo conozco algo y lo aprecio porque me da beneficios, lo voy a conservar.

¿Cómo hacer que la gente en las ciudades valore más la biodiversidad?

Hoy en día cerca del 78% de la población del continente americano vive en zonas urbanas. Y los habitantes de la ciudad se alienan respecto al entorno ambiental, la ciudad se vuelve su mundo y se crea una desconexión con los ambientes naturales fuera de la ciudad.

El habitante de ciudad no piensa que su calidad de vida depende de esos ambientes naturales.

Pero en este momento piensa que estamos vestidos muchas veces con fibras naturales de plantas, los muebles son de madera de plantas y si uno hace la lista de todos los productos de origen vegetal de la vida diaria veremos que son cantidades, desde lo que comemos, las medicinas que tomamos, la parte estética, los implementos que usamos vienen del mundo natural.

Te has adentrado en tus expediciones en lugares pristinos de Colombia y nuevos para la ciencia.A nivel personal como científico y como colombiano, ¿qué sientes sobre tu responsabilidad de ayudar a proteger esos sitios antes de que sea demasiado tarde?

Cuando uno está trabajando en esas selvas, en esos bosques, en esos páramos con muy poca alteración, es una experiencia realmente trascendental, que no solamente me toca en lo más profundo a mí como científico, como botánico, sino que puedo ver que toca a todas las personas, a los campesinos que nos acompañan, muchas veces vamos con equipos de reporteros, es algo que es casi una experiencia mística, religiosa.

Muchas veces uno se siente como en esos mundos creados de la película Avatar y uno empieza a abrir los ojos a una diversidad que nunca imaginó y que en cada rincón, cada diez metros lo asombra, lo deja con la boca abierta.

A veces uno tiene encuentros en que básicamente los ojos se le llenan de lágrimas cuando uno ve esos animales o ve plantas que no había visto antes, que nunca se imaginaba. Estos espacios todavía existen.

Mauricio Diazgranados observa una planta durante una expedición en Colombia

Fuente de la imagen, Kew Gardens

Pie de foto, "Muchas veces uno se siente como en esos mundos creados de la película Avatar y uno empieza a abrir los ojos a una diversidad que cada diez metros lo deja a uno con la boca abierta".

También hay un sentimiento profundo pero de tristeza que puedo sentir cuando voy a una playa y veo que la playa está cubierta de basura, cuando veo que hay ecosistemas terriblemente alterados. Es un sentimiento de desazón que yo creo que va más allá de mi conocimiento como científico.

Es una cuestión del rol de nuestra especie, nosotros deberíamos ser los protectores de este mundo y no los destructores, pero para cambiar ese rol de ser destructor a protector hay que conocer más, o más bien dejarse contagiar de la belleza de ese mundo.

Yo creo que cualquier persona que haya tenido la oportunidad de salir a recorrer un poco Colombia, caminar sus montañas, ir por sus ríos, visitar sus cascadas, queda asombrado.

Toca salir de las ciudades para poder apreciar que esos lugares deben ser conservados no solo por el hecho del beneficio que nos pueden aportar sino por el hecho de que esas especies tienen también derecho a estar allí, así como nosotros.

Somos una especie más en este gran ecosistema, en este gran planeta.

Quienes hacen de las selvas su hogar lo saben muy bien, pero nosotros que vivimos en las ciudades lo hemos olvidado. Entonces tal vez es el momento de recordar que esos espacios son los que sostienen la vida. Tenemos que usarlos de manera sostenible y entre todos hacer lo posible para que no sigamos perdiendolos y proteger el mundo que nos queda.

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Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombianadel 22 al 31 de enero de 2021.

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